La industria forestal
Cada vez se acerca más el término de obras del Puente Chacao, una infraestructura que en su planificación no contempla una vía peatonal, lo que ha generado dudas en cuanto a su razón de ser, siendo una de las más populares: la deforestación de sus bosques, en vistas de la facilidad con que maquinaria pesada y camiones de carga podrán entrar y salir de la isla.
Según el último informe de monitoreo de cambios de la Corporación Forestal Nacional (Conaf), la provincia de Chiloé tiene un total de 632 mil hectáreas de foresta, correspondientes al 68% del suelo chilote, donde se alberga una frondosa y variada flora y fauna nativa. Debido a esto, la madera ha sido, por años, parte importante de la cultura chilota y se ha transformado en una actividad comercial. Actualmente, la Región de Los Lagos aporta con el 13% de la Industria Forestal Primaria de Chile, a la que el 44,6% corresponde a plantas aserraderas ubicadas en la provincia y que se suman a las 5.448 hectáreas de plantaciones forestales ubicadas en Chiloé.
Fuentes: Directorio de la Industria Forestal 2020, INFOR. El Sector Forestal Chileno 2020, INFOR.
Sus tupidos bosques albergan una gran variedad de especies arbóreas, entre las que se distinguen el tepual, el alerce (especia protegida), el coigüe de Chiloé, el ulmo, el arrayán, el avellano, el eucalipto y el pino, siendo estos dos últimos los favoritos de la industria maderera. Sin embargo, esto no es todo, ya que la provincia también ha sido víctima de la tala indiscriminada e ilegal de sus bosques, una actividad que peligrosamente podría aumentar con el curso de los años y el comienzo de la nueva ruta. ¿Cuál es el daño que pueden provocar estas cortas y explotaciones forestales?
El costo medioambiental de la deforestación
Si bien, el pino y el eucalipto, las principales especies forestadas y deforestadas por la industria aserradera, se impusieron no solo como negocio, sino como un modelo de control para el cambio climático, actuando como agentes limpiadores de oxígeno, hoy en día no es una virtud con peso en la balanza del medioambiente. Ambas especies arbóreas son introducidas en la provincia para su deforestación y exportación, ya que su materia prima es utilizadas para leña, material de construcción y celulosa, fines para los que los troncos se deben someter a procesos, que en sí, producen contaminación ambiental gracias a la maquinaria utilizada y, en el caso de la leña, provocando que el dióxido de carbono absorbido previamente se vuelva a liberar durante la quema. Además, el pino es una especie originalmente del hemisferio norte, razón por la cual los suelos no están preparados para resistir el nivel de erosión y absorción de agua que estos significan. Su resultante: suelo dañados e imposibilitados de albergar la vida nativa de la provincia.
Asimismo, la tala ilegal trae consigo importantes daños para el ecosistema. En los últimos 10 años, Chiloé ha perdido más de 10 mil hectáreas de bosque nativo debido a esta mala práctica de deforestación, lo que se traduce en aproximadamente 150 denuncias anuales en las oficinas de Conaf, y que significa un problema para la conservación de la flora y fauna: “este tipo de corta está realizada sin criterios de sustentabilidad, en un ecosistema frágil de bosques de altura y suelos delgados, lo que hará sumamente compleja la recuperación de un nuevo bosque de la misma belleza y calidad. Además del gran daño causado a las fuentes de agua y fauna nativa en peligro de extinción, como el zorro de Chiloé y el pudú”, expresaron desde Conaf recientemente, a raíz de una tala de tepuales de casi cinco hectáreas en un sector de la comuna de Dalcahue.
Los árboles son una gran herramienta para la supervivencia del ser humano y la biodiversidad, ya que gracias a sus procesos son capaces de limpiar el el aire y crear un ambiente propicio para la existencia de la fauna. Según datos de un estudio realizado por la Interpol, los bosques vivos son fundamentales para reducir el carbono en la atmósfera.
Para Pía Santibáñez, antropóloga del Centro de Estudios Sociales de Chiloé (CESCH), la deforestación es negativa y dañina, no solo para el ecosistema, sino también para la cultura.
Una caminata por el sendero de la ley
Sí. Según el artículo 17° del D.L. 701, al igual que las plantaciones forestales, la corta y explotación de bosque nativo puede efectuarse. Sin embargo, para eso, se debe presentar un plan de manejo y ser aprobado por la Corporación Nacional Forestal (Conaf). Este plan, consiste en la reforestación de una superficie igual y con las mismas características que la cortada o explotada, esto, bajo criterios técnicos. Además, en el artículo 21 de la Ley 20.283, sobre Recuperación del Bosque Nativo y Fomento Forestal, se establece que la corta de bosque nativo es permitida cuando se trata de construcciones de obras o de desarrollo, siempre y cuando cuente con el respectivo plan. De esta forma, se espera mitigar la deforestación y el daño que esta puede producir.
Para estos efectos, el Consejo de Política Forestal creó una comisión con el fin de crear un Protocolo de Plantaciones, en el cual se establecen las pautas para una forestación o reforestación más equitativa, sustentable y respetuosa con suelos y aguas.
No obstante, en el artículo 19 de la Ley de Recuperación, “se prohíbe la corta, eliminación, destrucción o descepado de individuos de las especies vegetales nativas clasificadas en las categorías de “en peligro de extinción”, “vulnerables”, “raras”, “insuficientemente conocidas” o “fuera de peligro”, que formen parte del bosque nativo, como asimismo la alteración de su hábitat”.
En la misma ley, artículo 22, se da a conocer un fondo concursable, en el cual se avalará, entre otras, a la industria maderera. El fin de este concurso es “la regeneración, recuperación o protección de formaciones xerofíticas de alto valor ecológico o de bosques nativos de preservación, con el fin de lograr la mantención de la diversidad biológica”.
En caso de cortar en zonas no autorizadas, se debe presentar un plan de manejo de reforestación o corrección, de la mano de expertos. El trabajo no debe ser en más de dos años, luego de la autorización del plan de manejo, la cual debe ser revisada por Conaf. De no cumplirse, el responsable deberá pagar una multa de 15 UTM por hectárea, según consigna el decreto 701, en su artículo 17.
En vista de que este es un problema que no solo está presente en Chile, sino en varios países del mundo, en 2019, el grupo de Expertos sobre Tala Ilegal y Comercio Asociado (EGILAT) de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), impartieron un taller sobre “Buenas Prácticas en Herramientas para Combatir y Prevenir las Actividades de Tala Ilegal y Comercio Asociado”, en el que se compartieron experiencia y se enseñó sobre el control de la tala ilegal, el uso de herramientas de trazabilidad y origen de las maderas. Esto, con el fin de detectar y mitigar las malas prácticas que tanto afectan a la biodiversidad que los bosques anidan. El taller está documentado y es de acceso público, para leer más sobre él, puedes apretar aquí.
Fuente: Conaf.
Fuente: Conaf.