Extractivismo: ¿segundas intenciones?

La llegada del Puente Chacao viene acompañada de dudas y dilemas, tanto sociales, como medioambientales. La megaobra contempla un corredor exclusivo para vehículos, lo que, para muchos, solo significa una cosa: el comienzo de un extractivismo desenfrenado de sus recursos naturales.

La construcción del Puente Chacao ha alarmado a gran parte de la comunidad chilota, quienes temen por la facilidad que este nuevo camino entregará para el ingreso de camiones, maquinaria pesada y con eso, extractivismo. Un antecedente que ha causado ruido, es que esta vía solo contempla la circulación de vehículos motorizados y no una vía peatonal o ciclovía, como sí ha ocurrido, por ejemplo, con el Golden Gate en San Francisco, un famoso puente colgante, con medidas de extensión similares a la del Puente Chacao, 2,74 km y 2,75 kilómetros de longitud, respectivamente. Sin embargo, esta situación se da en consecuencia de la altura y las condiciones climáticas que se producen en el lugar, dificultando así la presencia se peatones y ciclistas. 

No obstante, la megaobra no deja de tener un fin lucrativo y comercial para sus autoridades, así lo declara César Zambrano, Seremi de Hacienda de la Región de Los Lagos:  

De la misma forma, el Estudio de Impacto Ambiental realizado para este proyecto, especifica que “si el SAG y Conaf lo estiman necesario y cuentan con los recursos para su operación, es instalar un punto de control de camiones en el acceso sur del puente, de manera de fiscalizar y llevar una estadística de los tipos de cargas relacionadas con actividades económicas primarias, es decir, de tipo extractivas“.

Las víctimas del extractivismo

La plantación de monocultivos forestales y salmoneros fueron parte de las principales medidas económicas tomadas bajo dictadura y que en democracia siguieron con la línea del “nuevo extractivismo”, el cual ya no solo pone su lupa sobre los recursos no renovables, sino se empina sobre los renovables y la posibilidad de sobreexplotarlos, relata Eduardo Mondaca en su escrito “el archipiélago de Chiloé y los contornos inciertos de su futuro“. La Isla Grande de Chiloé cuenta con un clima propicio para albergar una rica biodiversidad y asimismo, ser una víctima del extractivismo desmedido de su naturaleza. Sus frondosos bosques nativos han dado vida a la cultura chilota y calor a sus hogares, convirtiéndose en un lucrativo negocio y es así, como hoy en día el 44 por ciento de la industria maderera de Los Lagos se encuentra en la provincia chilota. Asimismo, la industria salmonera, que desde 1921 se instaló en el archipiélago, ha causado un revuelo cultural, económico y medioambiental, provocando, con eso, una larga fila de detractores. A paso silencioso y agigantado se acerca la industria del pompón, un alga capaz de absorber 20 veces su tamaño en agua, convirtiéndose en un importante reservorio hídrico que lentamente desaparece en manos del ser humano, produciendo una inminente sequía. ¿Cómo afectan estas industrias al ecosistema? ¿De qué forma la ley protege nuestra biodiversidad del extractivismo?

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